En días pasados un grupo de personas que se manifestaban en el Congreso del Estado escribieron con spray consignas sobre una camioneta, ¿a quién pertenecía? A una mujer, a una
empleada del congreso, una empleada contra la que por cierto no iban dirigidas las
protestas, una empleada como usted o como yo; ¿Su “error”? Haber estacionado su
vehículo afuera de su lugar de trabajo, si leyó bien, afuera; fue su vehículo, pero pudo haber sido
el suyo el mío de haber ido a realizar algún trámite o gestión a dicho lugar o
simplemente haber ido a cualquier otra parte cercana, cabe mencionar
que dicho medio de transporte no portaba insignias, logotipos, gafetes, nada
que hiciera pensar o suponer que era de alguien que trabajara en el Congreso, por
eso digo, pudo haber sido cualquier vehículo.
Hasta ahí, la afectada (como si
ese suceso solo la afectara a ella) pudo o no resolver la agresión de la que
fue objeto, eso no lo sabemos; lo que si sé es que un medio de comunicación en
línea retomó este caso y lo compartió con sus seguidores, algunos de los comentarios ahí descritos son increíbles, increíbles
para una sociedad como la nuestra en busca de igualdad, comentarios cargados de
machismo, de prejuicios y de discriminación; algunas mujeres y algunos hombres
expresando comentarios en los que ponían en duda la honradez con la que se
hubiera ganado ese sueldo para ese vehículo, comentando que ahí no trabajan y que las mujeres en ese lugar solo modelan, que si usan o no el celular, que si las minifaldas y hasta que si
el tacón; como si ser mujer fuera en este país y en este Estado sinónimo de
corrupción, de bajo intelecto o de poca capacidad, como si el físico fuera
determinante para conseguir un trabajo o la forma de vestir tuviera algo que
ver con ello, es triste ver estas expresiones, más triste aún venir de las
misma mujeres, bien se sabe que el machismo no exclusivo de los hombres,
comentarios como estos, que parecen un ejercicio de “libre expresión” son en
realidad micromachismos que demuestran que como sociedad estamos lejos de
alcanzar la igualdad por la que muchos luchan, comentarios que además de todo
validan la agresión de que esta persona fue objeto, autorizan estas expresiones
de ciudadanos contra ciudadanos, de ciudadanos contra trabajadores, aclaro que aquí no se
pone en tela de juicio lo legitimo o no de la protesta, pero tampoco podemos
pensar que trabajar o no en tal o cual lugar es sinónimo de estar en
contra de alguien o de una lucha, creo que trabajar en una dependencia no te hace el objeto de su
protesta; también creo que no podemos ni debemos poner en tela de juicio los valores con que una persona desempeña sus actividades, no podemos tampoco juzgar los bienes de alguien por
su expresión de género o por su sexo, insisto, lejos de la agresión en la que
pensamos solo ella es la afectada, estas expresiones machistas nos afectan a
todos, son contrarias a los avances sociales, van en decremento de una sociedad
que busca avanzar, que exige igualdad y respeto; expresarse no es el problema,
el problema es la agresión “normalizada” de la que una mujer es objeto, es pensar que por ser mujer obtuvo el dinero, el vehículo o el trabajo sin tener la capacidad y el intelecto para ello, el problema insisto, es
perpetuar esas ideas, y esto no ayuda en nada a diferentes grupos que día a día trabajan por detener la violencia contra las mujeres.
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